domingo, 20 de mayo de 2012

Extrañas manías


Todos tenemos alguna manía o pasión extraña que nos gusta hacer, pero generalmente son “normales” como limpiar seguido y mantener todo ordenado, o no limpiar nunca y desordenarlo todo, o ponerle nombre a objetos inanimados o que se yo.
El asunto es que algunas son un poco locas, como las manías más extrañas que pongo a continuación:
Cartacoethes, ver mapas en todos lados: El cerebro humano está programado para ver mapas en todos lados, pero hay gente a la que le da una compulsión por ver mapas hasta en la comida.
Gamomania, deseo de proponer matrimonio: Se describe como la obsesión de hacer propuestas de matrimonio u otras propuestas a más de una persona al mismo tiempo, teniendo como resultado la poligamia.
Onomatomania, obseción por repetir ciertas palabras: Resulta un deseo incontrolable de repetir algunas palabras todo el tiempo
.

Clinomania, deseo de permanecer en cama: No hay nada malo con quedarse en cama, cuando estas enfermo, pero las persoas con esta obseción simplemente no quieren levantarse, pueden estar así por días, es en pocas palabras, el amor a las sábanas y almohadas.
Demonomania, creer que estás poseído: Con tantas películas de terror donde las personas son poseídas, hay personas que empiezan a tener miedo de que esto pueda ser real, incluso se sugestionan pensando en que están poseídas y cuando esto pasa, tienden a actuar como si lo estuvieran.
Enosimania, pensar que se ha pecado: Esto pasa cuando una persona piensa que cualquier cosa puede ser pecado. En ciertos puentos llega hasta a afectar su salud.
Ablutomania, manía por lavarse las manos: No esta mal lavarse las manos seguido, especialmente con todo esto de la gripe, pero si ves a alguien que lo hace cada cinco minutos tal vez haya que preocuparse un poco, ya que esta manía puede ser sintoma de problemas mentales más graves que necesiten ser tratados.
Aboulomania, incapacidad de tomar decisiones: Todos hemos tenido alguna decisión importante o dificil que a veces sentimos que no podemos tomar, esto es normal, pero cuando una persona no puede tomar la decisión más simple como si ponerle o no leche al café, puede sufrir esta manía.
Doromania, obsesión por dar regalos: Esta puede parecer una buena manía, pero no siempre es así, a pesar de que demuestra un acto de gran generosidad, puede traer problemas serios, especialmente porque estas personas desean dar regalos a pesar de no estar en una buena situación financiera, lo que los leva a generar grandes deudas por tarjetas de crédito en objetos que ni siquiera son para ellas.

Las manias más comunes y sus causas

La onicofagia 


 

Definición: Hábito compulsivo de comerse las uñas. Las personas nerviosas están más predispuestas. El borde libre desaparece y la uña se sumerge en el lecho ungueal. Su reiteración en el tiempo provoca lesiones varias, como la inflamación y elevación de los bordes laterales o incluso formaciones verrugosas secundarias a la hiperplasia cuticular. Los hábitos de morderse las uñas más agresivos pueden provocar hemorragias subungueales y pérdida de tiras ungueales, que pueden dejar espolones ungueales residuales o conllevar la pérdida de toda la uña. Los desperfectos a nivel de los pliegues ungueales, como son las cutículas y padastros, pueden manifestarse en forma de "paroniquia crónica" (inflamación aguda del tejido celular de los dedos) con exacerbaciones infecciosas agudas. En los casos severos se produce un deterioro de la placa ungueal y la formación de cicatrices locales con distrofia de toda la unidad ungueal y anomalías de la matriz. 

Las uñas mordidas y posteriormente ingeridas pueden impactarse en la faringe y producir reacciones inflamatorias. También pueden aspirarse y pasar al árbol bronquial favoreciendo sobre infecciones o diversas complicaciones en el tejido pulmonar. Pero lo más habitual es que pasen al tubo digestivo y acaben mezclándose con las heces al final del trayecto dada la imposibilidad de digerir el resto ungueal. 

Las uñas son herramientas que se nos han brindado para facilitarnos la tarea de coger cosas, abrir objetos así como proteger de agresiones externas el extremo de los dedos. Un dedo sin uñas es un dedo amputado que no puede desempeñar todas sus funciones como es debido. Igualmente morderse las uñas desde temprana edad puede provocar cuando esta es intensa y se prolonga en el tiempo hipertrofia de los tejidos adyacentes, retroceder la raíz ungueal del borde de la uña, y llevar a graves alteraciones en la estética dental y bucal.
 


Causas que pueden llevar al hábito de comerse las uñas: 

Causas psicológicas: 
Estados obsesivos, compulsivos, agresividad o como forma de calmar momentos de nervios, ansiedad , angustia etc.. Cualquiera de estos estados puede desencadenar inconscientemente y de una manera frenética un impulso de comerse las uñas. El estrés, dificultades para resolver problemas cotidianos que sean sociales, Laboral o escolar (exámenes) son causas frecuentes que pueden desarrollar un complejo que lleva a una persona a comerse las uñas. 

Causas psicosomáticas: 
Es difícil agrupar en un mismo patrón a la cantidad de personas que sufren este mal hábito por causas psicosomáticas. Pero en los casos muy severos en formas más conscientes de lesiones autoinfligidas, podemos enumerar algunos de los rasgos distintivos que pueden favorecer actitudes negativas y influir emocionalmente en el comportamiento del sujeto durante la niñez, adolescencia y hasta la edad adulta. Por ejemplos: Cambios dramáticos en la unidad familiar, no asumir la pérdida de un ser querido, violencias y disputas domesticas reiteradas ante el sujeto, divorcios y separaciones de los padres, rechazo a los padrastros o madrastras, rechazo a la incorporación en la familia a nuevos hermanos y hermanas, malos tratos y humillaciones, presión por los estudios en el ambiente familiar o escolar, y un sin fin de otras causas. Pero en la mayoría de estas causas las frustraciones acumuladas, la timidez y la baja autoestima son los rasgos más significativos que llevan al sujeto a morderse las uñas. Desaparecerá esta manía cuando se adquiere confianza y seguridad en el área familiar, escolar o laboral. 



Hurgarse la naríz 



 


Un neumologo australiano asegura que los niños que se meten el dedo en la naríz, y además se comen los mocos, tendrán una vida más sana y además saludable. 

 Meterse el dedo en la nariz siempre ha sido considerado como un acto de muy mal gusto y falta de educación. Pero si además se ingiere el botín obtenido, la actividad dactilar se convierte en algo desagradable ante los ojos de la sociedad actual. Sin embargo, todo es cuestión de costumbres, porque para el médico austriaco Friedrich Bischinger, un conocido y famoso neumólogo, el hecho de escarbar con el dedo en las fosas nasales es un acto muy sano y por supuesto, si además se ingiere el moco obtenido, también muy saludable. "Con los dedos se llega a partes del interior de la nariz que no se puede llegar con un pañuelo y de esta manera, se mantiene el interior de la fosa nasal limpio" afirmó este especialista austriaco. Al mismo tiempo, Bischinger recomienda a los padres que animen a sus hijos con estas prácticas, en vez de reñirles cuando lo hacen. 

Y es que el asunto tiene su explicación porque según el galeno, y desde el punto de vista médico, el hecho de meter el dedo en la nariz y comerse después el moco es "de sentido común y muy natural en el ser humano, ya que esto es una buena manera de reforzar el sistema inmunológico". 

La nariz funciona como un filtro donde se concentran las bacterias que, con el aire, intentan entrar en nuestros pulmones."Cuando nos comemos el moco, éste funciona como una especie de vacuna", dijo el doctor Bischinger y añadió también que la medicina moderna intenta hacer lo mismo, pero de una forma algo más complicada. "La gente que se mete el dedo en la nariz y después se come los mocos, consigue reforzar su sistema inmunológico de una forma natural y gratuita" asegura Friedrich Bischinger en la página de Ananova.com. 

Los niños suelen practicarlo de forma instintiva pero, la presión social hace que cuando son mayores dejen de hacerlo. "Yo sólo pido que se vea de otra forma pero que se anime a los niños a meter el dedo en la nariz, ya que es algo muy natural y, desde el punto de vista médico, es una idea maravillosa" dijo el neumólogo. 

Por otra parte, otros investigadores británicos y estadounidenses ya habían señalado recientemente que el acto de meterse un dedo en la nariz es una actividad estimuladora de una parte del cerebro, y también, afirman en su conclusión, que se debería animarse a los niños a que lo hagan con más frecuencia. 




Esa manía de apretar los dientes: bruxismo 


 

Apretar los dientes, rechinarlos, eso puede ser la manifestación de una enfermedad que a la larga puede hacer muchodaño. Bruxismo es el rechinar o apretar de los dientes que padecen algunas personas durante el sueño o en situaciones queproducen ansiedad o tensión. El bruxismo se presenta más a menudo en la primera parte de la noche y puede molestaro preocupar a quien duerme al lado. 

Algunas personas producen tanto ruido con este rechinar o apretar de los dientesque no son capaces de hacerlo cuando están despiertas o relajadas. Otras no hacen ningún ruido y niegan padecer esta dolencia hasta que se descubre daño en los dientes o en la mandíbula. El bruxismo puede ser moderado y ocasional o frecuente y violento. Algunas personas con bruxismo aprietan sus dientes con regularidad mientras otras pasan días o semanas sin hacerlo. Esta dolencia es el tercer desorden del sueño más común después de hablar dormido y roncar. 

Las investigaciones hechas al respecto han mostrado que las personas con bruxismo tienden a roncar o a tener pausas en la respiración durante el sueño y llegar a padecer apnea del sueño. Es muy difícil calcular cuántas personas padecen bruxismo, sin embargo, se estima que esta enfermedad afecta entre el 10 y el 20% de la población. El tratamiento puede ayudar a reducir el dolor que produce el bruxismo y prevenir mayores daños a los dientes; el procedimiento específico depende de la causa subyacente al bruxismo en cada caso. 

Síntomas y causas: 
Entre los síntomas del bruxismo están:
 
1. Rechinar o apretar severo y ruidoso de los dientes durante el sueño o, mientras se está despierto en momentos de ansiedad o estrés. 
2. Puntas de los dientes gastadas, aplanadas o melladas. 
3. Esmalte gastado y exposición del interior del diente. 
4. Aumento en la sensibilidad de los dientes. 
5. Tensión en la mandíbula o contracciones musculares. 
6. Dolor mandibular o tensión en los músculos de la mandíbula. 
7. Ruido, como un sonido de clic, o atascamiento de la mandíbula. 
8. Dolor de oído debido a contracciones violentas de la mandíbula y no al oído mismo. 
9. Dolor de cabeza sordo en las mañanas. 
10. Dolor crónico en la cara. 
11. Morderse el tejido del interior de la boca.
 

Los médicos no entienden completamente las causas del bruxismo. En algunos casos el problema se deba a una alineación anormal de los dientes de arriba con los de abajo, una mala oclusión. Más frecuente, sin embargo, el bruxismoes causado por factores sicológicos: Ansiedad, estrés o tensión; frustración o enojo reprimidos; personalidad agresiva,competitiva o hiperactiva. El bruxismo puede ocurrir a veces como una complicación de lesiones cerebrales graves o como síntoma de desórdenes neuromusculares que involucran la cara. También puede ser un raro efecto secundario de medicamentos siquiátricos como los antidepresivos. 



Tricotilomanía o arrancarse el pelo 


 

El estrés y la ansiedad favorecen la obsesión por arrancarse el cabello. 

Síntomas y consecuencias 
Por lo general, las personas enfermas se comportan casi siempre de la misma manera. Momentos antes de arrancarse el pelo experimentan una tensión cada vez mayor, a la que sigue una sensación de "bienestar y gratificación" originada por la molestia que provoca el tirón capilar. 

Posteriormente, existen varias alternativas. Así, mientras algunos juegan con el pelo haciendo bolitas, otros lo rompen en trocitos, hacen montones o, directamente, se llevan el cabello a la boca. "La sintomatología es la misma en niños y en adultos. Lo que hay que conseguir con ambos es transformar el control de los impulsos", precisa María Jesús Mardomingo, jefe de la sección de Psiquiatría Infantil del Hospital Gregorio Marañón. 

Respecto a la edad, se trata de un trastorno que aparece con más frecuencia entre los tres y los siete años y que se detecta gracias a las zonas de calvicie que aparecen después de arrancarse el pelo. En el caso de los niños, estas áreas se concentran generalmente en la cabeza, ya que sienten menos vergüenza de que la gente les descubra, mientras que los mayores, con la intención de ocultar su problema, recurren a zonas menos visibles. 




Se dan casos en los que el problema empieza arrancando el pelo a otras personas o animales y cabe la posibilidad de que el paciente presente otras manías como morderse las uñas o arrancarse las pieles de los dedos.
 

Consecuencias 

Pese a que el enfermo puede empezar a arrancarse el pelo de manera casual y dar lugar a un trastorno pasajero, lo más habitual es que esta necesidad se vaya acrecentando con el paso del tiempo, de manera que el cabello, como consecuencia de los tirones, acabe presentando una imagen distinta, con apariencia de haber sido comido por polillas. "El problema estético que se crea es importante", manifiesta Jerónimo Sáiz. 

En el plano personal, las consecuencias también son visibles. "Los pacientes no se controlan en los tirones, así que acaban teniendo una deficiente imagen personal, unida a una baja autoestima. Se sienten avergonzados por esa manía de arrancarse el pelo y huyen de la gente para ocultarlo", describe María Jesús Mardomingo. "Tiene mucha repercusión en el entorno social", añade. 

Ante esta situación, los enfermos suelen negar categóricamente su problema y tratan de esconder las calvas mediante la acción del maquillaje o la ayuda de un estilista, que les recomendará la mejor peluca. 

A todo esto hay que sumar, además, la posibilidad de complicaciones digestivas derivadas de la ingesta de cabello. Un trastorno que se conoce como tricofagia y que afecta, sobre todo, a los más pequeños, caracterizado por la presencia de náuseas y vómitos, así como por la pérdida de peso. 

La tricofagia está originada por la ingesta de todo el pelo o parte de él, de manera que si se consumen cantidades importantes es muy posible que se acaben desarrollando bolas de cabello que quedan atrapadas o retenidas en el estómago o los intestinos.
 



Definición de Mania


¿Qué son las manías?


Se piensa que una manía es un acto repetitivo, sin motivo aparente y que llama la atención de otros. Empero, Psicología y Psiquiatría tienen un concepto distinto, el cual no se refiere a llevar orden excesivo o caminar por la banqueta tratando de "no pisar la línea". 
Cuando leemos la definición que nos proporciona el diccionario, en lo que respecta a temas de salud mental, encontramos que la palabra manía describe dos condiciones muy distintas: aquella “especie de locura, caracterizada por delirio general, agitación y tendencia al furor”, así como una “extravagancia o preocupación caprichosa por un tema o cosa determinada”.
Está claro que, llevados al extremo, ambos problemas pueden ocasionar deterioro en la convivencia de una persona e interferir en la realización de sus actividades cotidianas; sin embargo, sólo la primera es considerada propiamente como manía, aunque la opinión popular se suele inclinar por darle tal nombre a la segunda. Por ello, bien vale ahondar sobre este tema para evitar confusiones y, ante todo, destacar que cada padecimiento tiene origen particular y tratamiento específico.

Orden y repetición
Comprobar en decenas de ocasiones que los objetos del escritorio se encuentran en orden, contar una y otra vez los automóviles estacionados en la calle, cerciorarse cada determinado lapso de que la puerta de la casa tiene puesto el seguro o verificar constantemente que la llave del gas y del agua están cerradas, son algunas de las conductas a las que llamamos manías, las cuales, en caso de ser muy frecuentes y numerosas, dejan de ser manifestaciones de extravagancia para convertirse en auténticos dictadores de la voluntad.
Los especialistas en salud mental definen a estas actitudes como rituales, y nos dicen que son característicos de personas que padecen trastorno obsesivo compulsivo, es decir, aquel en que el paciente experimenta estados de ansiedad o nerviosismo que a su vez desencadenan pensamientos, sentimientos, sensaciones e ideas recurrentes (obsesiones), así como comportamientos que “deben efectuarse” sin que exista razón aparente (compulsiones).
En estos casos es común que se experimente alto grado de rigidez en la estructura de la personalidad, misma que atormenta al paciente y dificulta sus relaciones sociales, ya que en la ruptura del orden que desea mantener le genera incertidumbre, tensión interna y enojo. Algunas de las “manías” o rituales más frecuentes son:
  • Necesidad de que todas las cosas de la casa estén en su sitio.
  • Tendencia a colocar los objetos de manera simétrica y alineada.
  • Dedicación excesiva al trabajo y productividad (sin necesidad económica de ello), con lo que se excluyen actividades de ocio y amistades.
  • Hacer recuentos, una y otra vez, por la necesidad de numerar y clasificar.
  • Rigidez extrema con la puntualidad propia y ajena.
  • Miedo irracional a enfermar que conduce a tomar precauciones exageradas, visitar médicos por síntomas leves, usar amuletos, consultar curanderos, protegerse con temor de las corrientes de aire, los contagios y todo lo que se percibe como un peligro.
  • Necesidad de lavarse continuamente las manos o la boca.
  • Temor a tocar cosas que hayan entrado en contacto con otras personas o a saludar de mano.
  • Miedo exagerado a contaminarse con productos alimenticios y sus componentes.
  • Asco de las secreciones corporales propias.
  • Tendencia a comprobar en varias ocasiones que puertas, ventanas, llaves y luces están debidamente cerradas y/o apagadas.
  • Ahorro excesivo en gastos propios y ajenos, pues el dinero se considera como “algo que hay que acumular en previsión de catástrofes futuras”.
  • Incapacidad para deshacerse de objetos gastados o inútiles, incluso cuando no tienen valor sentimental.
El diagnóstico del trastorno obsesivo compulsivo suele correr a cargo del psicólogo o psiquiatra, quien entrevista al paciente para conocer sus síntomas, además de que puede realizar un examen físico para descartar posibles causas de tipo orgánico, así como cuestionarios que permitan hacer una detección precisa y determinar el tratamiento.
Aunque las causas de esta enfermedad no se han identificado con claridad, el abordaje médico requiere, por lo general, de la administración de medicamentos antidepresivos y psicoterapia, la cual se encamina a enseñarle al paciente a reducir la ansiedad, resolver conflictos internos y encontrar métodos efectivos para controlar el estrés. También es posible que este tratamiento se dirija a exponer al paciente en forma repetitiva a toda situación que desencadena la tensión emocional, pero con asesoría especializada, de modo que aprenda a resistir la urgencia de llevar a cabo sus “manías” o rituales. Además, es posible enseñar a frenar pensamientos indeseados y centrar la atención en el alivio de nerviosismo e inquietud.

Algarabía y tristeza
Ahora bien, cuando los especialistas en salud mental hablan de manía se refieren a aquellos episodios que se caracterizan por excesiva actividad física y sentimientos de euforia que son muy desproporcionados en relación a cualquier acontecimiento positivo que le haya ocurrido al paciente. Asimismo, en la actualidad se considera que este problema no existe de manera aislada, sino que se alterna con lapsos de depresión y forma parte del trastorno bipolar.
Dicho padecimiento, presumiblemente de carácter hereditario y que antes era llamado enfermedad maniacodepresiva, es difícil de detectar, ya que la euforia y vitalidad que experimenta el afectado en un episodio de este tipo es muy reconfortable y difícilmente pensará que tiene un problema en su conducta. Por ello, lo más común es que busque ayuda en la fase de depresión, pues la tristeza intensa y prolongada genera mayor malestar.
El proceso de manía dentro del trastorno bipolar se caracteriza por las siguientes características:
  • La persona muestra exagerada devoción hacia su persona y sus cualidades. Es común escucharle frases como: “Soy el mejor”, “puedo vivir sin comer o dormir” y “nada puede doblegarme”.
  • Tiene percepción expansiva, es decir, cree que es capaz de realizar cualquier actividad que se le ocurra.
  • El sueño pasa a segundo plano, de modo que el paciente puede dormir 2 ó 3 horas y sentirse descansada.
  • La comunicación es precipitada, comúnmente con lenguaje alborotado y continuo, pero también confuso para quienes escuchan. Esto se debe a que la persona afectada “se salta” algunas partes de su conversación.
  • La atención se desvía fácilmente hacia cualquier acontecimiento, si aparece alguien, oye un sonido o ve algún gesto.
  • Es habitual que el paciente se muestre irritable, además de que se siente incomprendido.
  • Hay aumento exagerado en cualquier actividad, como trabajo, escuela, hogar o desempeño sexual. La rapidez de movimientos es una de las características más llamativas.
  • En ocasiones, la persona puede realizar conductas peligrosas provocadas por el comportamiento descrito: comprar de forma irracional, efectuar viajes en coche a alta velocidad o sentir que tiene contacto con seres superiores.
Un especialista en salud mental, preferentemente psiquiatra, es quien se encarga de realizar el diagnóstico. Además de analizar los síntomas del episodio eufórico (que deben durar al menos una semana de forma continua) y los de la depresión, es probable que requiera la ayuda de familiares y personas cercanas para elaborar historia clínica y lograr mayor precisión en cuanto a las características e intensidad del padecimiento; existe una forma leve de este problema, el trastorno ciclotímico, cuyos episodios de algarabía se denominan hipomaníacos.
La psicoterapia y pláticas grupales son de gran ayuda, debido a que brindan recursos necesarios para que las personas afectadas y sus familias sepan hacer frente a su problema. También se prescribe el uso de fármacos, sólo que éstos variarán de acuerdo con el momento en que se encuentre el paciente y la evolución del problema: al estar decaído se le administrarán antidepresivos, en tanto que en momentos de euforia se recomiendan estabilizadores de la conducta, como el litio. En fechas recientes se han observado que puede ser de utilidad la integración de medicamentos desarrollados para evitar sacudidas y problemas de movimiento, llamados anticonvulsivos.
Finalmente, cabe destacar que cualquiera de estos problemas requiere diagnóstico y atención tempranas, pues de esta manera se ayudará a evitar pérdida en la calidad de vida del paciente. Recuerde que todo comportamiento que genere dificultades en la convivencia o el desarrollo de actividades es candidato a ser evaluado por un especialista en salud mental.